martes, marzo 27

La inconciencia tranquila.

Ya derraparé en la costumbre de no volver a seducirte nunca de los nuncas, jamas.
Mas mientras pierdo atractivo me enamoro de mi cabeza.
Ojala pudiera cojerte con mis ideas.




Moriría un poco mas en cada orgasmo.
Te amarías por todo lo que te amo,
como una eterna masturbación.

Y dicen que los milagros no existen.
Dicen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario