jueves, marzo 29

Broma liviana.

Aguarraz en flor.
Velo cicuta en la visión.
Melocotón colérico.
Gota alimonada, corazón obillo.
Solapado 'pienso en vos'.
Vestigio de champagna francesa,
lila cuarto de hotel.
Amargo manjar para dos.
Distractus. Foris Claudere.
A mortem.

Dueto no es igual a 'juntas',
Y el domingo a la carne de mediodía, retorna la bélica predilección
y a tu labio firmamento, expiación linfática
y de sabanas, al Cesar lo que del Cesar es.



miércoles, marzo 28

Cara de Arjona.

Te dice estx hombre- mujer,
no te preocupes,
hiciste de mi una buena persona.
Y puedo ser viento, ser exceso, espeso, escaso.
Pero siempre, tu hijx.


Te amo mamá.




Unas lineas para Vct. A.

Ella observa sus omóplatos sobresaltados.
Los advierte en el espejo, los bordea con sus dedos ansiosa, presumida.
Agita los brazos cada crepúsculo.
Se esmera por poco rozar el suelo humano.




Vick quiere ayudar a sus alas a crecer mas rápido.

Suerte de destino tu sonrisa.

Puntos suspensivos (suspendidos?)
Mis vertebras dejan caer de vez en cuando la intención de tenerte cerca.
Origamis desaseados colgando de mis parpados.
Manos apretadas, y la pena.
Un ahora sin después. (Que importa el después? dice el tango)
La ausencia colmada de otro montón de ausencias que gritan la nada y vibran el todo.
Mi Dios, el tuyo.
La fe.
El humano titubeante.
Me esmero, (te) juro que me esmero.
Me digo a menudo que de esto no se muere.
Pocas me lo creo.
El afán con que revuelvo las miradas ajenas esperando encontrar alguna que me conmueva.
Retomar esto de pensar en singular.
Un océano en el que nunca haría pie.
El hombre/mujer que soy. 'Soy', porque existo.
Creo que existo.
Un amor inusualemente racional.
Escandalosamente predicible.
Impertinente, perdurable.
Mi amor no busca salvarte.
Ni transformarte.
Ni exigirte.
Ni reclamarte.
Esto de saberme insuficiente para cualquiera.
Esto del mayor riesgo del intento - no hay demasiado entonces para perder-.
¿Y cuando se logra el equilibrio?
La pregunta no es cuando, si no como, dirías.
MEMORANDUM.
MEMORAMDUM.
MEMORAMDUM.
No voy a poder ganarlas todas.
Así que hoy elijo cuales pelear.










Porque, entre otras cosas, te llevaste mi 'don de fluir'.
Un año jodido para dejar el porro, eh?

¿Soy?



Estoy en un aprieto.
No existe más opción.

martes, marzo 27

Hecho catarsis.

A la buena le cuesta lo que la mala tiene gratis.
La sangre alboratada. Las manos temblorozas. Las mejillas denunciantes.
Deshidratación (eso de compararte con un calculo renal)
Ensayos de capacidad de rehacer/recuperar.
Hoy que no me rindo ni me sublevo.
Que temo por la transigencia y que los años me devengan con vulgares imitaciones de la mujer de mi vida.
De mi muñeca que regala besos.


¿Y si me conquista el hastío?
¿Y si me gana la melancolía de las horas quietas?

Regalenme una mejor puesta de sol.
En el peor caso, todavía nos/me queda París.
Y un par de porros.


La inconciencia tranquila.

Ya derraparé en la costumbre de no volver a seducirte nunca de los nuncas, jamas.
Mas mientras pierdo atractivo me enamoro de mi cabeza.
Ojala pudiera cojerte con mis ideas.




Moriría un poco mas en cada orgasmo.
Te amarías por todo lo que te amo,
como una eterna masturbación.

Y dicen que los milagros no existen.
Dicen.

lunes, marzo 19

Oh Rigobert!

Abrí la inmensa caja que duerme en el fondo del placard. Buscaba lo concreto y necesario, me encontré revisando lo inoportuno. Cual Pandora, fotografías del pasado metódicamente separadas por año o por amorío. Una nostalgia inusual me llenó los pulmones. Estaban todas ahí, mirándome a los ojos desde algún rincón del olvido. Escenas recortadas de mi vida. De esa vida de costumbres fabricadas de a dos, de silencios sin eco y cartas con destinatario, que en nada se parece a la de ahora. Amores que supieron colgarme un rato de la luna, donarme promesas, abrazarme y respirarme. Y amores que se perpetuaron en un intento, hasta desbordarse de mis manos y escurrirse en un adiós.
Entrelazadas, apretados una contra otra, formaban una secuencia azarosa de romances que invadía mi soledad con un pasaje al recuerdo. En esa caja, y en alguna solapa de mi memoria, procuraban sobrevivir al destierro del olvido absoluto, obligándome a pensarlas.
Confieso, no fue fácil recordar algunos nombres. Los amores de relleno y al paso, los idilios de verano, los que duraron menos que la lluvia, los que no resistieron la distancia. Breves, huidizos, intrépidos amoríos de noches sin días.
Y los otros.
Los amores de varios almanaques. Los que todavía duele recordar. Los que a pesar de las lágrimas no se oxidaron. Los que siguen alquilando la habitación de servicio. Estría en el alma, piedra en la garganta. Viejos y grandes, que con su adiós dejaron vegetativos despojos. Devastaron los rincones felices, atentaron contra las canciones de amor y la poesía, recortaron del mapa las calles que nos vieron andar de la mano. Amores que me arrancaron el afecto de los amigos compartidos, de los sobrinos, suegros y cuñados provisorios, multiplicando la tristeza.
Antiguos noviazgos de convivencia y mutua compañía. De corazones en el margen de las notas, baño de espuma y recetas de cocina para dos.
A la distancia, a esa distancia que no se mide en kilómetros sino en años vencidos, descubro que uno de esos amores dejo fisuras sin rellenar. Pequeños espacios vacíos, rincones abandonados que quedaron a merced de la vida, del futuro y del despues. No fue capas de morir en el punto final y agoniza desde entonces en un lugar apartado de lo cotidiano. A la que siempre me negué a dejarla ir del todo, a la que me gustaría espiar por una cerradura imaginaria para poder contarles los lunares y las penas.
Nombres que resaltan en negrita en la historia de mi vida y surcan las hojas del pasado con la misma insolencia con la que prometieron la eternidad del amor.
Viejas andanzas sofisticas que exilian una parte de lo que fuimos y nos modifican desde adentro hacia afuera. Amores que ofician de antesala de lo nuevo, de lo que siempre está por llegar.
Y que aún no llega.